
Lo realmente difícil fue cuando salí a leer mi discuro al salón de actos, con el atril, los focos, el micro y la gente. Es duro verlo todo delante y tu verte tan pequeña, me tensé pero cuando comencé a hablar no para de hablar aunque si buscaba la risa de mis compañeros no la encontré.
Hay que tener muy presente hablar claro y vocalizar bien, no acercarte mucho al micro y gesticular, llamar la atención del publico y sobre todo reprimir los nervios.
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